“Los vinos de las Baleares pueden compararse con los mejores vinos de Italia”
La historia del vino en Mallorca se remonta a la Antigüedad. Se cree que fueron los romanos quienes introdujeron el cultivo de la vid en la isla, y existen pruebas arqueológicas que indican que el vino se produce en Mallorca desde hace al menos 2.000 años.
El naturalista e historiador romano Cayo Plinio el Viejo mencionó en sus escritos sobre la naturaleza y la historia que "los vinos de las Baleares pueden compararse con los mejores vinos de Italia", lo que demuestra la temprana reputación de la viticultura en la isla.
Del dominio árabe al auge del vino mallorquín
Durante el dominio árabe (siglos VIII-XII), el cultivo de la vid no desapareció completamente, ya que las uvas pasas eran un alimento popular por su larga conservación.
En 1229, el rey Jaime I de Aragón reconquistó Mallorca e impulsó nuevamente la producción de vino. Durante el Reino de Mallorca (hasta 1343), la viticultura floreció y tanto la nobleza como el clero poseían sus propias bodegas. En el siglo XIV, los vinos mallorquines eran tan apreciados que se convirtieron en proveedores de la corte aragonesa y castellana.
Algunas crónicas, sin embargo, indican que la calidad de algunos vinos era dudosa, y se decía en broma que podían corroer las mesas. A pesar de ello, la viticultura siguió siendo un motor económico durante los siglos siguientes, proporcionando trabajo a muchas personas. Entre las variedades cultivadas destacaban la Manto Negro y la Callet, que aún se producen hoy en la isla.
En el siglo XIV, la ciudad de Binissalem se convirtió en el centro vitivinícola de Mallorca, donde se fabricaban barricas especiales para la exportación. Durante esta época, el vino mallorquín se exportaba a países como Francia e Italia.
Crisis y auge del vino en Mallorca
A principios del siglo XIX, Mallorca llegó a producir 335.000 hectolitros de vino anuales. (En comparación, en 2014 la producción era de 40.000 hectolitros al año).
Con la llegada de la filoxera a Europa a mediados del siglo XIX, los viñedos franceses fueron devastados, lo que impulsó la demanda de vino mallorquín. Este período de bonanza duró desde 1865 hasta 1891, cuando las exportaciones alcanzaron 500.000 hectolitros anuales. Sin embargo, esta alta demanda afectó la calidad, y finalmente, en 1891, la plaga llegó a Mallorca, arruinando los viñedos en pocos años.
La isla nunca se recuperó completamente de esta crisis, ya que el siglo XX trajo consigo nuevos desafíos como la Primera Guerra Mundial y la Guerra Civil Española en los años 30.
En los años 60, con la llegada del turismo, la producción de vino volvió a crecer. Sin embargo, en esta época, la mayoría de los vinos eran de baja calidad, destinados a abastecer la gran demanda turística. Muchos de estos vinos ni siquiera eran mallorquines, sino que se importaban del continente. Esta reputación negativa se mantuvo durante un tiempo, hasta que en los años 80, jóvenes viticultores comenzaron a recuperar la tradición vinícola de la isla.
La modernización del vino mallorquín
En los años 80, en Porreres se inició la plantación de variedades francesas como Merlot, Chardonnay y Cabernet Sauvignon. Aquí también se elaboró el primer espumoso mallorquín, conocido localmente como "champán".
Los vinos mallorquines obtuvieron su primer reconocimiento oficial con la creación de las Denominaciones de Origen (D.O.) Binissalem y Pla i Llevant, que garantizan la calidad y el origen de los vinos de la isla.
Hoy en día, los vinos mallorquines destacan por su autenticidad y diversidad. Muchos jóvenes enólogos experimentan con técnicas innovadoras y producen vinos fuera de las D.O., optando por la categoría de "Vino de la Tierra", que no implica menor calidad, sino una mayor libertad creativa.
Actualmente, Mallorca cuenta con alrededor de 100 bodegas, la mayoría pequeñas o medianas, que compran uvas a los aproximadamente 200 viticultores locales.
Pero la historia del vino en Mallorca no termina aquí... Se sigue escribiendo con cada cosecha y cada nueva generación de bodegueros que apuestan por la calidad y la tradición.
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Rey Jaime I de Aragón
Imagen: Por Gonçal Peris Sarrià y Jaume Mateu - MNAC, dominio público,
Imagen izquierda: Variedad de uva local Callet (Foto: MCT)
Imagen derecha: Bota mallorquina (Foto: MCT)
La filoxera